El Documental
"Pulso al Fracaso", que descubrimos en clase cuenta el cotidiano de jóvenes
y educadores de la Fundación Tomillo en una “escuela de segunda oportunidad”.
Los jóvenes que
van en esta escuela han suspendido Secundaria (ESO), o ya no están aceptados en
institutos tradicionales. Este sitio, fuera del sistema educativo “normal”, los
alumnos no están angustiados por la presión escolar a la qué estaban expuestos,
en ESO, por ejemplo. Según el director de las actividades pedagógicas, el objetivo
de los educadores es que demuestren a estos alumnos que son capaces de
encontrar un papel en la sociedad, en el mundo de los adultos, pero también que
existe un sistema escolar paralelo en el que puedan aprender y mejorarse,
convertirse en adultos compatibles en un mundo que primeramente les aparecía como
hostil.
Los educadores
cogen el tiempo necesario para hablar con los alumnos, tienen más paciencia para
inculcarles valores éticos. En efecto, estos alumnos pueden tener dificultades
para interactuar con los demás (como lo vemos con uno de los chicos del
documental), y en algunos casos, tampoco entienden bien el hecho de que tengan
que ser responsables para seguir trabajando con la fundación, para encontrar un
trabajo.
Una cosa capital
para describir la relación que tienen los educadores con los alumnos es que los
adultos confían en los alumnos, con fin de que tengan confianza en sí mismo.
Esta escuela no es una casa de corrección, no se considera que estos jóvenes tienen
defectos, sino que sus comportamientos son el resultado del comportamiento de
adultos (según el director). Recibiéndoles, los adultos olvidan el pasado de
los alumnos, consideran que tienen que renacer en este nuevo instituto,
reaprender los valores de la sociedad casi desde cero.
En este
instituto, pueden practicar otras actividades que las que proponen los
institutos tradicionales. Suelen practicar trabajos manuales (que piden más practica
que teoría, y que les permitirá empezar estajes, y luego trabajar). Hay un seguimiento
por parte de trabajadores sociales, que van a encontrar los jóvenes donde viven
(o por la calle si vagan). Tienen sesiones de tutorías (solo entre el alumno interesado
y un educador) para discutir de sus esfuerzos y de lo que les falta.
Al final, podemos
decir que el documental nos enseña una parte muy reducida de los jóvenes que ayuda
la fundación Tomillo. Pero el pequeño panel que nos propone puede ser
representado (más o menos) de las diferentes tendencias que podemos encontrar
entre jóvenes en dificultades escolar, social. Por ejemplo, una se esfuerza
para elevarse, tiene la voluntad de tener un buen futuro y sabe que le falta
esforzarse todavía para conseguirlo, otro tiene un comportamiento bastante
agresivo y contesta los órdenes, pero al final todos reconocen la importancia de
esta estructura para ellos y parecen valórala mucho.
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